River dominó a Boca en el Súper de Mendoza, y se quedó con un nuevo triunfo por 2-1. Mercado y Teo marcaron los goles del Millo, que cerró el verano frente al Xeneize con dos victorias y un empate. Los de Bianchi volvieron a decepcionar.
Sí señores, el ritmo del verano lo pone River. Porque con orden y
contundencia logró llevarse el Súper de Mendoza, y así cerró la trilogía
frente a Boca invicto, con dos triunfos y un empate. La tuvo
complicada, batalló, hasta que apareció Teo Gutiérrez, que sentenció el
2-1 y se mandó un bailecito al mejor estilo caribeño.
En la tierra del vino necesitó apenas ocho minutos para abusar de la dubitativa defensa Xeneize. Anticipo de Mercado, cabezazo y a cobrar. El gol permitió crecer a River, hasta que un golpazo lo mandó a la lona: el Cata Díaz disparó una masita, pero Barovero calculó mal y se le metió una pelota increíble.
Los de Bianchi centraban su juego en la velocidad y las escapadas del Burrito Martínez, pero seguían evidenciando desinteligencias atrás. El Millo, de la mano Kranevitter y un Carbonero muy enchufado, empezó a ganar terreno. Cuando el partido estaba dormido, el colombiano madrugó a Zárate y asistió a Teo Gutiérrez, que no falló y estampó el 2-1 definitivo.
Como en Córdoba, los de Núñez fueron agigantándose con el correr de los minutos, y haciendo cada vez más penosa la imagen de un Boca sin ideas y carente de orden táctico. Hubo variedad de sedes e intensos viajes pero, este verano, el ritmo lo puso el River de Ramón. ole.
En la tierra del vino necesitó apenas ocho minutos para abusar de la dubitativa defensa Xeneize. Anticipo de Mercado, cabezazo y a cobrar. El gol permitió crecer a River, hasta que un golpazo lo mandó a la lona: el Cata Díaz disparó una masita, pero Barovero calculó mal y se le metió una pelota increíble.
Los de Bianchi centraban su juego en la velocidad y las escapadas del Burrito Martínez, pero seguían evidenciando desinteligencias atrás. El Millo, de la mano Kranevitter y un Carbonero muy enchufado, empezó a ganar terreno. Cuando el partido estaba dormido, el colombiano madrugó a Zárate y asistió a Teo Gutiérrez, que no falló y estampó el 2-1 definitivo.
Como en Córdoba, los de Núñez fueron agigantándose con el correr de los minutos, y haciendo cada vez más penosa la imagen de un Boca sin ideas y carente de orden táctico. Hubo variedad de sedes e intensos viajes pero, este verano, el ritmo lo puso el River de Ramón. ole.
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