Un motociclista fue sorprendido en un operativo a cargo de agentes de tránsito, quienes le exigieron que deje el rodado por no contar con la chapa patente. A pesar de reconocer la falta, se negó a abandonar su vehículo aduciendo que otros conductores pasaron el control con la misma falta. Tras 8 horas de permanencia con inmutable conducta, acordó ser trasladado al corralón municipal, donde pagó la multa… pero la moto nunca la entregó.
El particular episodio se presenció en la esquina céntrica de Alberdi y Joaquín Víctor González y perduró entre la hora 11.30 hasta las 19.30 de este miércoles.
Por allí transitaba esta mañana Alejandro Blanco, conduciendo una motocicleta marca Honda 250 cc., cuando fue sorprendido por un operativo de tránsito a cargo de agentes municipales.
Inmediatamente se constató que el rodado no contaba con la chapa patente reglamentaria, por lo que se le ordenó abandonar el vehículo. El conductor, reconoció la infracción, pero explicó que se negaba a entregar su propiedad porque otros conductores superaron el control a pesar de que se encontraban en idénticas condiciones.
Las horas pasaron y Blanco permaneció inmutable arriba de su rodado. A la hora 18 recibió el relevo de un amigo, quien ocupó su puesto hasta que fuera a hablar con la jueza de faltas. Al retornar acordó con los inspectores que aceptaría ser llevado hasta el corralón municipal a pagar la multa. Era la hora 19.30. Claro está, la moto no la soltó en ningún momento.
Fuente: tiempo popular
El particular episodio se presenció en la esquina céntrica de Alberdi y Joaquín Víctor González y perduró entre la hora 11.30 hasta las 19.30 de este miércoles.
Por allí transitaba esta mañana Alejandro Blanco, conduciendo una motocicleta marca Honda 250 cc., cuando fue sorprendido por un operativo de tránsito a cargo de agentes municipales.
Inmediatamente se constató que el rodado no contaba con la chapa patente reglamentaria, por lo que se le ordenó abandonar el vehículo. El conductor, reconoció la infracción, pero explicó que se negaba a entregar su propiedad porque otros conductores superaron el control a pesar de que se encontraban en idénticas condiciones.
Las horas pasaron y Blanco permaneció inmutable arriba de su rodado. A la hora 18 recibió el relevo de un amigo, quien ocupó su puesto hasta que fuera a hablar con la jueza de faltas. Al retornar acordó con los inspectores que aceptaría ser llevado hasta el corralón municipal a pagar la multa. Era la hora 19.30. Claro está, la moto no la soltó en ningún momento.
Fuente: tiempo popular
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