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    lunes, 22 de julio de 2013

    Mis 18 años al lado de Helen Thomas

    Ha sido con profundo dolor que recibí la noticia de parte de una colega que me llamó el sábado de Washington para darme la infausta noticia de que había fallecido una gran amiga y colega, a quien quise, respeté y admiré tanto, desde que a comienzos del año de 1987 empecé a cubrir a tiempo completo la Casa Blanca. Yo ya había conocido a Helen, la decana de los periodistas de la Casa Blanca, cuando visitaron la casa de gobierno estadounidense, entre 1982 y 1986, el doctor Roberto Suazo Córdova y luego José Azcona Hoyo. En esas ocasiones Helen fue muy amable conmigo y con los periodistas hondureños que acompañaron a esos dos presidentes, pero fue cuando comencé a llegar diariamente a cubrir la fuente presidencial, en enero de 1987, que conocí de cerca a esta increíble periodista, a quien tengo la honra de llamar mi mentora y mi ángel de la guarda, que me trató como a un hijo y que también llegó a querer muchísimo a mi esposa y a mis hijos.
    A pesar de que yo había visitado en varias ocasiones la Casa Blanca, entre 1980 y 1987, fue hasta que la cubrí a tiempo completo que me di cuenta de la calidad de ser humano y de periodista que era Helen Thomas, que a diario llegaba a la sala de prensa de la casa de gobierno como a las 5:30 de la mañana y que pasaba allí, día tras día hasta las horas de la noche. Cuando la conocí, ella fungía como Jefe del Buró de la UPI, United Press International, de la Casa Blanca. Para ese entonces, en 1987, Helen ya llevaba 26 años consecutivos cubriendo esa fuente , habiendo comenzado a hacerlo en enero de 1961 cuando John F. Kennedy asumió la presidencia de la nación y siguió cubriendo las presidencias de Kennedy, de Lyndon Johnson, de Richard Nixon, de Gerald Ford, de Jimmy Carter y de Ronald Reagan. Después cubrió también las presidencias de George Bush padre, Bill Clinton, George Bush hijo y Barack Obama.
    Cuando yo llegué a la Casa Blanca representaba a LA TRIBUNA y a HRN, además de ser en ese entonces corresponsal de la Revista Visión y de la revista del Diario Excélsior de México. Fue Helen la que me enseñó dónde acreditarme, en qué lugar me podía sentar para hacer mi trabajo y dónde podía ocupar un asiento en la sala de prensa además de cuáles eran los eventos que debía de cubrir diariamente. Fue instrumental en presentarme a los demás compañeros, que sabiendo que Helen me había tomado bajo su ala, me trataban con consideración, en lo que yo daba mis primeros pasos tratando de orientarme para cumplir con mis tareas periodísticas. Recuerdo como si fuera ayer que cuando llegó la época de la fiesta navideña que la presidencia le brinda anualmente a los periodistas a mí no me había llegado la invitación y le conté a Helen, que inmediatamente tomó el teléfono, habló con la secretaria social de la Casa Blanca, le explicó que yo cubría la Casa Blanca a tiempo completo y en 15 minutos llegó ella a la oficina de Helen en la área de prensa para personalmente entregarme la invitación para mí y mi esposa.
    Helen, que se sentaba siempre en la primera fila en la sala de prensa y también en las conferencias presidenciales que se brindaban en el Salón Oriental de la residencia, siempre hacía la primera o segunda pregunta de esas ruedas de prensa. Pues por tradición la UPI y la AP se alternaban en la primera pregunta, pero ella siempre fue la que cerraba las conferencias de prensa presidenciales diciendo la frase: “Muchas gracias, señor presidente”.
    Helen, que había nacido en Kentucky en 1920, era viuda cuando la conocí, pues su marido murió del mal de Alzheimer al comienzo de la década de los 80′s. Nunca tuvo hijos así que su trabajo era su vida y era una periodista incansable. Siempre se caracterizó por sus preguntas mordaces y directamente al grano, tanto a presidentes como a secretarios de prensa, a los cuales volvía locos en sus reuniones diarias con los periodistas que cubríamos la fuente. Ella nunca tuvo pelos en la lengua y a veces sus preguntas no eran bien recibidas por aquellos que tenían que contestarlas. También fue la primera mujer presidente de la Asociación de Periodistas de la Casa Blanca y fue la primera mujer admitida al Club Nacional de Prensa que por más de seis décadas fue solo para hombres. También fue la primera mujer presidente del Gridiron Club, otra asociación de periodistas y de figuras relevantes. Helen era un personaje de alto calibre, pero siempre mantuvo su humildad y su cariño a su profesión. Recuerdo cómo ella siempre me pedía consejos e información cuando se trataba de alguna vista presidencial de líderes de América Latina entre los que se encontraban Suazo, Azcona, Callejas, Reina, Flores, Maduro, Zelaya y Lobo. También me pedía seguidamente informaciones de cómo marchaban la cosa en América Latina para estar al tanto, sobre todo cuando estallaba alguna crisis hemisférica. También cubrimos juntos toda una serie de convenciones nacionales de ambos partidos y las respectivas elecciones presidenciales. Durante todos mis años en la Casa Blanca, ella me hizo tantos favores que para mí era un placer poder ayudarle en algo.
    Una de las cosas que también admiré en Helen era que cuando llegaba gente a la Casa Blanca y quería sacarse una foto con ella, Helen, aunque estuviese ocupada, siempre aceptó. Yo recuerdo que cada periodista latinoamericano que yo invité a ir a la sala de prensa de la Casa Blanca, incluyendo a muchísimo colegas hondureños, siempre los recibió Helen con mucho cariño. Y debido a que Frances me acompañó tantos años a la Casa Blanca como fotógrafa, cuando ella ya sufría del mal de Alzheimer, Helen siempre la buscaba y la abrazaba. En numerosas ocasiones, cuando Frances daba discursos sobre su enfermedad a clubes interesados en material de ese mal, Helen estaba en el auditorio apoyándola. Y muchas veces Helen fue la oradora principal en eventos de las asociaciones dedicadas a recaudar fondos para combatir el mal de Alzheimer porque Frances la había invitado. También, varias veces me acompañó Helen para formar parte de grupos de periodistas que brindábamos juntos conferencias sobre política y cobertura de la Casa Blanca.
    Helen estuvo con mi familia, colegas y amigos cuando celebré mis 70 años en los predios de la sala de prensa de la Casa Blanca y además participó en la fiesta de despedida que me hicieron los compañeros periodistas de la Casa Blanca cuando me retiré en el 2005 para poder traer a Frances a la Florida para seguir su tratamiento de Alzheimer. Inclusive, en el 2007, Helen vino a dar un discurso en la Florida y luego visitó a Frances en el Centro de Memoria y Bienestar de la Universidad Florida Atlantic, donde estuvo con Frances cerca de dos horas. Y cuando Frances falleció el 24 de marzo del 2009, un mes después se llevó a cabo un acto en su honor en el Club Nacional de Prensa de Washington, en el que Helen pronunció el discurso a nombre de todos los periodistas de la Casa Blanca.
    A finales de la época de Bill Clinton en la Casa Blanca, Helen renunció a la IPI cuando la compró el Reverendo Moon, de Corea del Sur. Meses después Helen volvió ya trabajando como columnista para la cadena de periódicos Hearst. Allí sus colegas le dimos la bienvenida con un pastel donde aparecía la foto de ella, con el logo de la Casa Blanca y con el mensaje “Bienvenida de regreso”, “Welcome Back”,
    Ahora nos deja para siempre pero también deja tras de sí un recuerdo imperecedero de una mujer que fue pionera, que deja un récord de años consecutivos, haciendo periodismo por casi 70 años y cubriendo la casa de gobierno 50 años y pico, algo que ningún periodista volverá a igualar. El presidente Obama, cuyo cumpleaños en agosto cae el mismo día que el de Helen, emitió un comunicado alabando su carrera en lo que tributos similares están llegando por doquier. Pero somos todos aquellos que cubrieron la Casa Blanca desde 1961 a la fecha, los que más lloramos su ausencia física y los que más recordamos lo que ella logró durante su prolífica carrera, donde rompió tantas barreras y le dio cátedra al periodismo estadounidense y al periodismo global, descansa en paz, querida Helen. Nunca te olvidaremos. Que Dios te guarde en su seno.
    Por: Jacobo Goldstein
    MIAMI, Florida.  F: latribuna.hn



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    Item Reviewed: Mis 18 años al lado de Helen Thomas Rating: 5 Reviewed By: Redaccion Chamical
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